29 AGOSTO 2008
El progreso en estilo y acabados, además de
su tamaño generoso, son los puntos fuertes de este nuevo Kia, que tiene
una concepción muy europea. El motor es 1,4, 16 válvulas, 95 caballos
de potencia. Los precios van desde 34 hasta 37.5 millones, dependiendo
de la carrocería sedán o hatchback y de los equipos.
Cada vez que manejamos un carro coreano, es
obligatorio recalcar sus grandes progresos en todos los campos. Hoy no
hay diferencias de acabados ni de prestaciones con todos los
equivalentes de otros orígenes, aunque sus precios dejaron de ser las
oportunidades de antes, porque a medida que invirtieron en desarrollos y
elevaron la ejecución, los costos también se equilibraron.
Un
perfecto ejemplo de este proceso es el Kia Rio Xcite, que acaba de
llegar al punto más complejo del mercado que es la gama de los 35
millones de pesos.
Es un carro totalmente nuevo, de punta a
punta que, a diferencia de otros coreanos, está pensado mucho más en
función del mercado europeo donde Kia está dando saltos gigantes en
participación con el Picanto y la nueva Sportage.
Es la misma
plataforma y definición mecánica que traerá el próximo Hyundai Accent
previsto para noviembre de este año en Colombia. Pero Hyundai, dueña de
Kia, está enfocando más la formulación de sus carros hacia los Estados
Unidos y eso se notará en lo que un mismo vehículo puede hacer con dos
vestidos y destinos diferentes.
El Xcite es la nueva familia Rio
cuyo nombre continúa, pero en Colombia se dedicará al servicio
particular exclusivamente. Kia no se ha dejado tentar por la pelea en el
masivo pero complejo mercado de los taxis y ha ¿posicionado¿ (como
dicen los expertos en mercadeo) sus últimos automóviles en la zona de
particulares.
El Rio viene con la carrocería hatchback o sedán y
ambos con motores cuatro cilindros transversales delanteros, de 1.4
litros, dos ejes de levas, 16 válvulas, 95 caballos, 10 a 1 de relación
de compresión. Es la dosis de potencia adecuada para el tamaño de la
cabina, cuya amplitud es una de las ventajas que tiene en la gama.
Como
les decíamos, este carro es otro cuento con respecto a sus
predecesores. La cabina tiene unas líneas bonitas, especialmente la
hatchback que es la más notable, sin exageraciones (algo en lo cual
todavía los coreanos pecan en varios modelos y marcas), pero no rebosa
originalidad.
Puede decirse que se parece a un Ford
Fiesta adelante y a un Fiat Palio por atrás, lo que ratifica su destino
europeo con unas líneas convencionales. Quizás el único detalle oriental
es la franja vertical blanca que tienen los stops para la luz de
reverso, pero está bien manejado y se convierte en un rasgo original.
Manejamos
el hatchback con el equipo completo, que consiste en dirección
hidráulica, aire, vidrios y espejos eléctricos, que se ofrece en 37.5
millones de pesos. Pero se puede acceder al Xcite desde 35 millones con
el modelo LX sin aire y si se quiere algo aún más barato, los sedanes
son las piezas a mirar. El LX, con la dirección y vidrios vale 34
millones y el EX, con todos los juguetes, 37 millones.
Nos
pareció que tiene un paquete muy suave y amable de suspensiones que será
buen socio de la preservación del ajuste general de la cabina en el
futuro. La dirección es muy ágil, inclusive responde un poco más de la
cuenta y en general presenta un comportamiento neutral, ágil y con
buenos frenos.
Viene con llantas 175/70 en rines de 14
pulgadas de acero, mimetizados con unas copas bastante bien logradas
para imitar las ruedas de aleación. Mecánicamente, tiene una definición
más familiar que deportiva, marco en el cual se mueve todo el concepto
de este nuevo vehículo.
El motor empuja bastante bien. No en
vano tiene una producción de caballos de las mejores en esa cilindrada.
Por supuesto, las relaciones largas que suelen equipar estos carros
pensados más para la autopista y con su rendimiento a nivel del mar, le
cortan el brillo que podría ser más notable con una piñonería de caja o
diferencial más agresiva o montañosa, como acá decimos. Sin embargo,
llega a los 175 kilómetros por hora, acelera limpia y positivamente en
todos los cambios, menos en quinta donde el progreso es más paciente.
Nos
impactaron bastante las reacciones que despertó en la gente que se
acercó a preguntar por el nuevo modelo. Todos coinciden en que está en
un nivel superior a lo que conocían de la marca, especialmente por la
mejora de los acabados del interior, sobre todo de los plásticos y, en
general, perciben que si mantiene sus características de confiabilidad y
resistencia vistas en otros modelos, será un carro muy atractivo para
quienes aprovechen sus características.
Naturalmente, el
origen extranjero y las diferencias de impuestos que lo castigan, le
quitan la opción de un ABS y los airbags para el precio que le pusieron
aunque de todas maneras, ambos modelos tienen lo necesario y en el de
lujo, salvo los dos ítems citados y los rines de aleación, el listado de
accesorios se puede ¿chulear¿ completo.
La cabina, el estilo
moderno pero muy sobrio y el tamaño son sus mejores armas. Caben cinco
personas perfectamente a lo ancho, largo y alto, con un baúl bastante
espacioso a su servicio. El tablero de instrumentos es simple pero bien
ejecutado y todos ofrecen tacómetro, con odómetro digital incrustado en
el marcador de velocidad. Los materiales de los asientos se ven fuertes y
riman bien sus colores con el conjunto del interior, por lo cual la
vida a bordo resulta cómoda y placentera que es lo que el carro vende en
primer término. Y si además es bonito, novedoso y funciona
perfectamente, pues es una opción nueva que, entre tanta oferta, hay que
considerar.
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